Article

Santuario y El Retiro: templos del carbohidrato

51 Vistas

Danzón los sábados. Esquites, buñuelos bañados en dulce, una interminable cantidad de opciones para cenar antojitos y un corredor peatonal con casas antiguas recién remodeladas. De alguna manera, seguro. Ambiente para salir, sabadear, comer rico y caminar. Se trata del antiguo barrio de El Santuario, ubicado muy cerca de la Catedral de Guadalajara sobre Avenida Alcalde, fundado en 1777.

Además, un sitio de historia muy jalisciense: desde la famosa Casa de los Perros, obra de Arnulfo Villaseñor, hasta los nombres que nacieron en él: el astrónomo Severo Díaz (su nombre lo lleva el Observatorio de la UdeG, a un costado de los Arcos de la Minerva) y el escritor Agustín Yañez, entre otros.

Pero los datos históricos no sirven para gran cosa. Lo bueno, bueno, es hincar el diente. El asunto aquí son las tostadas de pata bañadas en salsa roja, los tacos dorados con repollo, el pozole humeante, el pollo a la Valentina con papas sazonadas en aceite, las aguas de caña con popote y las enchiladas de La Morenita, sobre Pedro Loza. Todo invoca al carbohidrato sin remordimientos.

Y de ahí, haciendo escala por las calles de banquetas tranquilas, se encuentra otro barrio tradicional, El Retiro. Dedicado a la Virgen del Rosario, su templo gótico es para muchos un ejemplo de rara arquitectura en Guadalajara, incluso mucho más original que el mismo Expiatorio. Debes comprobarlo por tí mismo. Aunque si prefieres transitar pecaminosamente de los rezos al trago, la ruta del peregrino sediento debe dirigirse a una cantina del siglo pasado. Apetecible.

Aquí tenemos a La Iberia, fundada en 1904, sobre Herrera y Cairo esquina con Alameda. Este lugar es famoso por sus hierbabuenas, sus tortitas ahogadas (por cuenta de la casa) y una rockola con música variopinta.

Gustavo Aréchiga

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.